Pseudoblog de la materia Propedéutica de Textos, carrera de periodismo y opinión pública de la Universidad del Rosario

viernes, 15 de octubre de 2010

Los menos indicados son los más apropiados

Cuando pisé por primera vez ese césped hermoso, cargado de boñiga de caballo y con un pasado de deporte de estatus como el polo, mi alma se llenó de espíritu deportivo y mi ser se sintió en el Teatro de los Sueños, en el Olímpico de Roma o en la Casa Blanca de Madrid.

Al principio todo se veía como un cuento de hadas, hasta que ocurrió lo que pasa en todo cuento, la aparición de la bruja malvada. Me disponía a alquilar un balón en un pequeño cuarto, ni siquiera es del estatus de una tienda Adidas o Nike, no nada de eso, sólo es un simple recinto con balones para ninguno y restringidos para todos. Me disponía a alquilar un balón en el pequeño cuarto, cuando la señora, muy carismática por supuesto, me explica que el joven de los balones no está, que se encuentra de viaje por los Estados Unidos y que ya no trabaja más para la universidad, he ahí donde nace mi pregunta ¿Será que esta haciendo un posgrado en entrega de balones para que lo acepten? O ¿Será que se encuentra en un congreso de famosos “entregadores de balones” con conferencistas como Guardiola o Mourinho?, en realidad no lo sé, lo único que me interesa es jugar un rato. La señora, carismática por supuesto, me dice que no es “apta” para entregar los balones y que están buscando al reemplazo del joven saliente para que se encargue de esta “durísima” labor.

Con el paso de los días, las clases en el Campus se estaban volviendo un calvario: por una parte, el aburrimiento carcomía a los estudiantes y, por el otro, las vacías razones que daba la señora, carismática por supuesto, al momento de excusarse por los balones. De nada sirve haber construido una sede alterna al claustro, con intencionalidad de ser recreativa y de esparcimiento si se les está negando a los estudiantes lo más valioso de esta sede, el deporte.

Salía de clase y me dirigía al mismo lugar de siempre, para recibir las mismas palabras: “Estamos en el proceso de encontrar el nuevo asistente”, “No se preocupen, en menos de 2.000 millones de años vendrá el sustituto”, exaltado por la monotonía de las conversaciones, salgo y me dispongo a iniciar una revolución, algo así como un movimiento anti-sistema, en contra de estos indiferentes personajes, pero como todas las veces, los hechos se quedan en palabras.

Cualquier ingrato no puede ocuparse de esta labor, parece que aspirantes al cargo necesitan un amplio historial de estudio para poder ser dignos de este “honorifico” puesto. Las veces que he ido en busca de diversión, he notado que las acciones que realiza el individuo encargado son de alto riesgo y de alta accidentalidad, pues al momento de hacer firmar la planilla pueden ser heridos por la peligrosa punta del bolígrafo o peor aún, caerse de su imponente silla al momento de ir por un balón. Es por eso que creo que esta labor no es tan fácil como se cree, pues el aspirante necesita conocimientos profundos en primeros auxilios y un doctorado en evasión de bolígrafos.

He ahí donde nacen mis preguntas para determinar quién es el más óptimo para esta labor, ¿Será mejor un físico cuántico? o ¿Será mejor un bombero?

Juan Sebastían Hernández

La pesadilla guevarista

El pasado 8 de Octubre se cumplieron 43 años de la muerte de Ernesto “Che” Guevara a manos de soldados bolivianos. Hace 43 años fue asesinado este enorme prohombre, salvador de la sociedad cubana… no, no le voy a hacer juego al mamertismo. Si quiere leer o escuchar una oda a este revolucionario, le recomiendo que escuche “Hasta siempre Comandante” de Carlos Puebla o “El Aparecido” de Víctor Jara (excelentes canciones, en mi opinión). Le advierto que en este artículo no encontrará una apología al comunismo más puro o a la lucha armada. Aquí el socialismo real, ese horrendo monstruo en el que se convirtió el sueño de Marx, no será laureado con flores o con consignas de tira-piedras. No. Estas líneas simplemente encarnan el desengaño sufrido frente a una utopía que se convirtió en pesadilla y frente a un romanticismo que murió aplastado bajo la bota del autoritarismo y de la burocracia.

Porque el postulado de una sociedad más justa, en la que todos tuvieran las mismas oportunidades se vio deformada por el ansia de poder de unos cuantos dirigentes. La ambición asesinó a la ilusión y la dictadura del proletariado se convirtió en la excusa perfecta para que personas como Fidel Castro y Pol Pot se atornillaran en el poder, supuestamente defendiendo los intereses de un pueblo al que nunca se le tuvo en cuenta a la hora de tomar decisiones. Tomemos el caso del líder cubano: en nombre de arrebatarle el poder a un tirano como Batista, la tiranía ya lleva más de 50 años en el poder; en nombre de una sociedad democrática, las libertades básicas de cualquier democracia, como la libertad de expresión o de autodeterminación, fueron cruelmente reprimidas por métodos aprendidos de la escuela estalinista; en nombre de la justicia, la justicia se convirtió en la herramienta para fusilar a miles de “reaccionarios”; en nombre de la igualdad, hay personas “más iguales” que otras. En pocas palabras: en nombre de la revolución, se traicionaron los ideales de la misma.

Y fue así como la deformación de los postulados marxistas constituyó la creación de un supuesto socialismo, en donde mientras al pueblo se le pedía mayor sacrificio acompañado de consignas como ¡Patria o Muerte!, los dirigentes de ese aborto de revolución se daban la mejor vida. Por una parte, aberraciones como la cartilla de razonamiento le dan al cubano promedio lo mínimo para mantenerse con vida, por la otra, Fidel Castro puede deleitarse de todos los privilegios que su condición de semi-dios le otorga. Muchos muriéndose por otro, otro viviendo por muchos.

La revolución es un sinsentido, es lo que dicen todos. Y al ver a Cuba, a China o a la ex URSS es tentador pensar esto. Ya no hay espacio para la utopía de claveles y de rosas, con fusiles de papel y granadas de poemas. Todo eso es ser un comunista, el peor insulto de nuestra era. Marx se equivocó al preveer la caída final del capitalismo y la instauración de una sociedad en la que los medios de producción estarían en las manos de todos, pues el socialismo real le ha disparado en la nuca con su fusil AK-47 al socialismo utópico.
O si no, pregúntele al Che. ¿Qué diría Ernesto sobre la malformación de su sueño? Lo más probable es que derramaría tristes lágrimas sobre la tumba de Cienfuegos, sobre el lugar donde Camilo cayó o en el hotel en el que Trotsky fue asesinado. Yo, por mi parte, sólo entono nostálgicamente Hasta siempre Comandante y pienso, no con menos nostalgia, en las sendas abiertas en los cerros por un tal aparecido.

Juan Felipe Urrea
 

viernes, 8 de octubre de 2010

Conformismo a la colombiana

El 6 de octubre asistía a una entrevista que Nicolás Samper, director de la revista Fútbol Total, le realizó a Carlos “El Pibe” Valderrama, uno de los emblemas históricos del fútbol colombiano. El motivo de la entrevista era presentar un campeonato de fútbol aficionado, patrocinado por Samsung, el cual le va a dar como premio a un jugador juvenil la oportunidad de probarse con el Chelsea, uno de los equipos más importantes del mundo.

Una de las preguntas que le realizó Samper al Pibe fue la siguiente: ¿cómo convencer a un joven de 16 años de seguir adelante después de haber probado en el Chelsea? Esto insinuaba el riesgo latente de que un jugador, al probar en un club de la Premier League que ha llegado a la final de la Liga de Campeones de la UEFA y que ha contado con jugadores que se encuentran entre los más rutilantes de la actualidad del fútbol mundial, consideraba que ya no tenía que hacer más. Un chino de Tumaco, Buenaventura o Ayapel podría considerar que llegó ya a la cima del mundo y no importaría nada más, ya le puede contar a los hijos que estuvo en pruebas en el Chelsea.

Es lamentable ver que esto es algo muy común para los colombianos, y no sólo respecto al fútbol.  Es muy común: la gente en este país tiene la tendencia a ser muy mediocre. Pero MUY mediocre. Acá, es cosa de todos los días ver cómo las personas tienden a conformarse con pendejadas como el bachillerato, un contrato por 6 meses o un apartamento en el Tunal. Un jugador de fútbol toca el cielo cuando llega al Cartagena. Y esta mediocridad se ve en nuestros resultados: celebramos un quinto puesto, una eliminación en cuartos de final.

Las frases de la gente que no se preocupa por el futuro también son símbolos muy poderosos. Escuchar a alguien decir en Transmilenio “no, no me gusta el trabajo pero es eso o quedarme en la casa”... tener que aguantar cuatro años de la peor alcaldía del país porque “todos son iguales”… incluso, tener que ver cómo la Selección Colombia no puede superar al Bolillo Gómez porque “él sí nos clasificó al Mundial”… como si el Pibe, el Tino, Rincón, Iguarán, de Ávila, Higuita, Córdoba y Mondragón hubieran sido unos pintados en la pared.

Ojalá este país pudiera potenciar su propia impresión y darse cuenta de sus potenciales. Acá decimos “tenemos las playas más lindas, el mejor café, la mayor cantidad de aves”. ¿Y la gente? “Ah, es que Colombia es pasión”. ¿Y eso tiene algo que ver? Acá se celebra que tenemos a García Márquez, Botero, Juanes, Montoya y el Pibe. Y se dice que los colombianos somos “unos verracos”, pero porque nos aguantamos todo, y siempre conseguimos lo de sostenernos en donde sea. Los colombianos no nos quedamos varados en ningún lado, pero tampoco nos matamos para arreglar las cosas: con el simple desvare nos conformamos.

El mismo Pibe Valderrama, respondiendo la pregunta que le hizo Nicolás Samper, explicaba su éxito como una búsqueda para poder llegar a un objetivo mayor. Y después hablaba con legítimo dolor sobre su única frustración: no haber podido ganar el Mundial. Con 11 jugadores con la mentalidad del Pibe, hubiéramos podido ganar en el 94. Con 45 millones de personas con la mentalidad del Pibe, seríamos un país mucho mejor.

 Juan Manuel Reyes

jueves, 7 de octubre de 2010

Transmilenio y Cultura, una pareja sospechosa


El trasporte masivo más eficaz que se ofrece a los capitalinos es el Transmilenio pues, aunque todos vamos como sardinas enlatadas, logramos llegar a nuestro destino en menor tiempo que en un bus, donde el señor conductor cree que lleva basura y mete cuanto pasajero le muestra su dedo índice desde la calle, lo que sucede cada cuarto de cuadra, mientras en el “trasmi” se tienen las paradas fijas además de un carril exclusivo, aunque ahora es compartido con obreros rodeados de mayas azules, situación que vuelve lento el servicio.

Por otra parte muchos prefieren Transmilenio y se aguantan esa incomodidad que a veces no los deja ni respirar, sobretodo cuando, como en mi caso, se es chiquito y al lado van personas que por lo menos le llevan una cabeza de ventaja, una singularidad que me ocurre a menudo. No sólo por el tiempo, que casi siempre es menor, sino porque cada quien muestra aunque sea un nivel básico de cultura ciudadana, la que para ser sinceros, me hace sentir muy orgullosa al subirme a un bus rojo pues mi claustrofobia se aliviaba como por arte de magia cuando veo cómo los jóvenes ceden sin reprochar su silla a los más grandecitos, refiriéndome no exactamente a la altura.

Somos una civilización tan culta que las mujeres no se avergüenzan de la edad que tienen, pues ninguna se levanta del asiento al ver a alguien mayor; de los hombres, ni que decir, pues ellos ni cortos ni perezosos o mejor, perezosos, se quedan dormidos.

Qué más cultura que la de excusarse para después pedir que le hagan una colaboración para poder pagar la pieza que comparte con sus dos hijos y que cada noche cuesta cinco mil, además de la decencia de pagar los $1.600 y utilizar el Transmilenio como medio de trabajo, me imagino que subiéndose a más de cinco en menos de una hora.

¿O es que conocen ustedes otro lugar del mundo donde una persona abre la ventana después de que se le salio un gasesito y que además es más súper solidario porque para completar se tapa la nariz para que así los otros se coman su olorcito? Que orgullo siento, en serio.

No creo que uno pueda encontrar un sitio más fraterno donde hasta el ladrón que cautelosamente le sacó el celular o la billetera del bolsillo, como les ha pasado a varios amigos, le pide la hora, lo mira con cara sonriente o le arma conversación sobre el clima o, en su defecto, sobre el trancón. ¿Qué mas se le puede pedir al Transmilenio?

Algo seguro es que no puede haber menos aglomeración si continúan esas políticas, tan vivas, por parte de las instituciones del Estado, como aumentar los días de pico y placa sin un aumento de buses o una ampliación en el sistema. Sólo basta imaginarse cómo serían las estaciones de “Trasmilleno”, coloquialmente hablando, un sábado en Bogotá con pleno sol de medio día cuando la mayoría de familias salen a almorzar, lo que hace que se presente una congestión peor que la que nos da por el polvo de tantas obras en la ciudad: las estaciones y los buses articulados se llenarían hasta más no poder. Aunque de pronto Sammy quiera implementar esta medida en las navidades, para que no nos de tanto frío por el fenómeno de la niña y más bien nos bajemos más calientes que papa al horno, porque como leí en twitter “En el trasmilenio dice 3000 millones de colombianos transportados.... embutidos todos en el mismo aparato ¿¡No!?”

Paula Monroy

Y el tiempo ¿qué es?

Todo empezó un día lluvioso, cuando uno de esos profesores del colegio nos dice, lean ese cuento, y lo “vende” como el mejor cuento del mundo, porque él más que nadie sabe que después de terminar  de leer ese libro su vida ya no será igual. Pues efectivamente me pasó eso, mi profesor de español, que más que un profesor era un amigo, me dijo –léete el cuento que se titula El Libro de Arena es excelente- y como buena “amiga” lo leí y efectivamente cambio mi vida, ya nada era lo mismo, y en mi cabeza rondaban siempre las mismas estúpidas preguntas ¿qué es el tiempo? ¿Para qué nos sirve eso que todos llamamos tiempo? ¿Acaso es lo que nos ayuda a llevar una vida más “agradable”? ¿O acaso nos limita? ¿qué es?

Pues la verdad nadie lo tiene claro y tampoco nadie lo quiere tener claro. Cuando alguien me pregunta qué es el tiempo, no sé en qué pensar, todos los significados se me viene a la cabeza, el tiempo (climático), el tiempo (periódico), el tiempo (años, mese, semanas, días), el tiempo (horas, minuto, segundo, milésima), entonces ¿quién me puede decir qué es el tiempo?, ¿cómo saber qué es el tiempo?
Todo, absolutamente todo, tiene la palabra tiempo o alguno de sus sinónimos escrito por algún lado, por ejemplo: hace mucho tiempo la gallinita tenía tres huevitos (cuento infantil o alguno de esos discursos de campaña electoral),  pasa el tiempo y usted qué hace para…  en cambio yo… (Campaña para salvar al mundo o para que lo reelijan), adelgace en poco tiempo, (clínica estética o documental de RCN y Caracol), detenga el tiempo y la caída del pelo (publicidad de remedio tailandés, chino, japonés o el noticiero de las 12)  aprendí a quitarle al tiempo los segundos (carta de amor o canción de una “argentina”) y si no es la palabra tiempo tiene algo como: temporada, época, edad, hora, etc. Y así es toda la vida.

La verdad no sé por qué las personas nos complicamos tanto, no lo entiendo. Lo digo porque todas las personas permanecemos en un estrés constante, hay personas que dicen que el estrés llegó con el siglo XX, otros que con el XXI (la globalización, Primera Guerra Mundial y la depresión, la guerra civil, la llegada de Uribe, con la reelección, o con Mockus en los debates) pero eso no es verdad, eso viene desde hace mucho más tiempo, el estrés de Dios por crear un mundo perfecto, para personas semejantes a él, el estrés de Eva por no poder saber qué sabor tenía el fruto desconocido, eso es de toda la vida; igual pasa con el tiempo, siete días para la creación “perfecta”, al tercer día resucitó entre los muertos o después de cuatro años fue reelegido, estos hechos nunca se van a olvidar y vivirán en nuestra mente el resto de nuestras vidas gracias al tiempo. 

Pero un momento, ¿cómo es posible que sí podemos olvidar a las personas de Haiti que de un DIA para otro ya no tenían nada? o ¿cómo podemos olvidar las “chuzadas” del DAS, AIS y todas esas movidas raras, o cómo podemos olvidar la letra de la canción “El Pájaro Picón Picón”? ¿será que también estamos programados para olvidar lo que no nos interesa saber?
Realmente esto no da pie con bola, esto no tiene ni un principio claro y menos un final, en realidad está peor que macondo. Y como para terminar a ver si ustedes también se leen ese cuento: “...Me dijo que si libro se llamaba el Libro de Arena, porque ni el libro ni la arena tienen principio ni fin”


María Paula Castro

DEBES SABER, DEBES HACER, DEBES LEER

Y Debes Comprar, faltó allí. Me estoy refiriendo a las nuevas pestañas que se encuentran en el nuevo diseño de la página web de EL TIEMPO. Ya se ha perdido la decencia de inducir a las personas a realizar determinada acción mediante estrategias publicitarias bien camufladas y el bombardeo constante de publicidad. No. Ahora lo dicen directamente y sin tapujos. Como si el mensaje no fuese lo suficientemente claro.

Si no sabes lo que EL TIEMPO dice que debes saber, eres un estúpido y un ignorante. No te encuentras al ritmo de la velocidad de las noticias y tu desconocimiento de la “realidad” puede ser un obstáculo para los demás. Si no haces lo que EL TIEMPO te dice que debes hacer, no estás en nada y no eres nadie. Porque no estás yendo a los lugares de moda, no estás comiendo lo que todos están comiendo y, por supuesto, no estás comprando lo que todos corren frenéticamente a comprar (se me viene a la cabeza la imagen del ingeniero civil o industrial o lo que fuera que, extasiado de orgullo, levantaba en sus brazos el primer iPad vendido en Colombia, con una enorme sonrisa en su cara marcada por el cansancio de esperar horas y horas para poder entrar al almacén). Y si no lees lo que EL TIEMPO tan gentilmente te pide que leas, estás desafiando al Pensamiento Único que José Obdulio, Fernando Londoño, Plinio Apuleyo y demás profetas de La Verdad defienden ferozmente en sus brillantes columnas de opinión. Te estarías convirtiendo en un hereje de la opinión pública, la cual dictamina si eres un colombiano de bien o un terrorista, un patriota o un chavista de mierda.

Y si obviamente no compras lo que no solo EL TIEMPO sino toda la publicidad te dice que compres, ahí sí que te terminaste de joder. Porque si no tienes un BlackBerry, estás aislado e incomunicado; si no escuchas tu música en un iPod (ojalá Touch) no estás escuchando música; si no vas a McDonald´s o a El Corral, no comes carne sino mierda. Comprar lo que los megáfonos de los grandes emporios empresariales te piden de manera tan explícita es lo que te hará feliz. No comprar es un sacrilegio, peor que escupirle al Papa en la cara.

Así que no queda sino agradecerle a EL TIEMPO y compañía por darnos una guía tan explícita de cómo debemos comportarnos. Si alguien no nos decía qué debemos hacer, a quién debemos endiosar en un pedestal, a quién condenar al olvido y a la injuria, qué es lo bueno y qué es lo malo, probablemente la sociedad caería en un caos, que seguro sería provocado por esos extremistas del Polo y del Partido Verde.

También hay que recordarles a los señores de EL TIEMPO que consideren la idea de la sección de DEBES COMPRAR. Ya se metieron en nuestras vidas cotidianas, nuestras decisiones y nuestras mentes, ¿por qué no se meten de una vez en nuestros bolsillos? Es la formalidad más lógica.

Juan Felipe Urrea

Crónica de un divertimento futbolístico: Tanatos se desquitó y se consolidó



Hasta que por fin Tanatos F.C. se desquitó de sus dos derrotas anteriores frente al Deportivo Tapitas FC. Ya nos tenían como hijos pero como dice el dicho, la tercera es la vencida, se ganó y no sólo se ganó, se destruyó, se apaleó, se humilló y todo lo que se le pueda agregar a esta victoria.
8-2 fue el marcador de esa victoria aplastante, en un momento dado parecía el marcador de un partido de tenis 6-1. Este resultado es bastante significativo ya que se puede decir que vale por los otros dos partidos que perdimos y que, por cierto, perdimos de formas poco usuales, no tanto por mérito del Deportivo Tapitas si no por defecto de nosotros. Siempre nos íbamos 2 goles arriba en el marcador pero ellos terminaban ganando, ellos ganaban el partido siempre en los últimos 10 minutos ¿era cansancio o simple descuido? No lo sé, lo único que sé es que la serie va 2-1 a favor ellos.
El partido del jueves pasado se jugó con toda la energía de este mundo, ni siquiera nos eclipsó saber que después de cansarnos y entregar todo en el partido nos esperaba un grandioso parcial de Ética. Pocos habíamos estudiado el día anterior para aquel parcial pero igual sabíamos que teníamos dos objetivos para ese día: primero, ganar por el honor del periodismo y segundo el de pasar ese parcial, y pues la vaina no es sólo pasarlo sino pasarlo por encima de 4, gran tarea para nosotros el Tanatos F.C. pero como nos gustan los retos, así fue.
El día estaba nublado, sabíamos que llovería pero igual decidimos jugar, no podíamos perder oportunidad para la revancha, además si no jugábamos ese día tendríamos que esperar toda una semana para volver a enfrentarlos. Jugamos lloviendo y ganamos, ese fue el caso, se consiguió el objetivo y de paso se hizo el examen cuyo resultado aún no sabemos, pero pues igual ese día la suerte estaba con nosotros, tal vez no nos vaya tan mal o eso esperamos.
Tanta vaina que se le dio a ese partido, el Deportivo Tánatos es una institución desde tiempos inmemoriales, o bueno desde que oímos ese nombre del profe, nos lo robamos y lo adaptamos. Yo creo que el nombre se debía a, al mejor estilo de Héctor Mora y su   “Cuenta la leyenda”,  que Tánatos era la personificación de la muerte no violenta, es decir, la pata que repartían era en gran cantidades, ya medicina legal les daba descuento en grupo, man al que partían, man que no volvía a jugar futbol. Decidimos adoptar ese nombre no por que seamos unos jugadores llenos de sevicia, es más, jugamos con estilo, toda una filarmónica del futbol como dirían los grandes, somos como la vieja escuela, la que cree que dándole buen trato al balón es posible ganar.
El equipó es todo un bastión de buen futbol, desde el cancerbero hasta el palomero, es un despliegue de magia e inteligencia a la hora de jugar. El eje del buen futbol se llama Sebastián Hernández de cariño le decimos Xavi Hernández el Profe en la cancha, pero sin duda el que verdaderamente se lleva los elogios es el portero, Van Der Paisa o juanfe. Casillas come chitos al lado este personaje, Buffon parece manco al lado de él. Es como un gato a la hora de tapar, es irreal verlo hacer su trabajo, no hay balón inatajable para él; si no fuera por su clase y habilidad a la hora de tapar, los marcadores con los que perderíamos serian irrisorios, afortunadamente lo tenemos.
“Simplemente Futbol” es lo que este equipo derrocha cuando se pone la camiseta, se la pone y se la juega en todas las condiciones, no hay clima, parcial, trabajo ni actividad que pare a esta filarmónica que siempre esta en constante mejora y crecimiento, ojalá esto se mantenga por un tiempo pero, si no es así, ya habrá quedado en nuestras memorias tan maravilloso equipo.      

Anderson Téllez 

Los pseudointelectuales

Los pseudointelectuales, casi cien, que firmaron una carta de desacuerdo con la presencia del ex presidente Álvaro Uribe en la universidad jesuita de Georgetown, no son los primeros de una clase académica que algunos de nuestros mandatarios han señalado y criticado.

No es la primera vez que unos pseudointelectuales, apelando a la connotación santista, se pronuncian en bloque en algo que tenga que ver con la situación política del país. En la pasada campaña presidencial, un vasto grupo de pseudointelectuales elaboraron y firmaron una carta de apoyo y beneplácito a la candidatura del pseudointelectual criollo Antanas Mockus. Entre ellos, el principal de los pseudointelectuales era el filósofo Jürgen Habermas, considerado por casi todos los académicos pseudointelectuales del mundo como el filósofo vivo más importante e influyente.

En hechos más recientes, un grupo de pseudointelectuales colombianos se pronunciaron acerca de los crímenes de Estado, corrupción e impunidad de los últimos ocho años en la presentación de informes para restaurar la memoria histórica de nuestro país, así como en informes y estadísticas sobre transparencia en la política colombiana.

Me gustaría sobremanera saber cuáles son los principales centros de formación de esos pseudointelectuales, los criollos y los foráneos; me gustaría vehementemente saber cuáles son los criterios para que alguien pueda pertenecer a esa clase pseudointelectual, ¿será que me reciben? porque, para ser honestos, visto lo de los últimos días, el regreso al ataque personal, el retorno a la chabacanería y al elitismo político, el retorno al ataque contra cualquier atisbo de oposición, visto lo anterior, repito, prefería ser un pseudointelectual a ser un pseudodemócrata.


Eduardo Rincón